Breve pero intenso. Nada como volver a casa para saber que no hay tantos cambios y que siempre se está a tiempo de volver. Ahora mismo nuestra vida no está allí, si no que de algún modo está empezando a nacer aquí.
Me quedo con las caras de sorpresa, las lágrimas de emoción, los abrazos, la ilusión de hacer ver a los demás que tampoco estamos tan lejos, redescubrir que la felicidad está en las cosas simples como una sobremesa, un bocadillo de tortilla francesa con tomate de tu madre, o ver las mismas caras de siempre y que no pase el tiempo...